Conviviendo en la Orilla: Exclusión social y violencia en el Area Metropolitana de San Salvador Wim Savenije Katharine Andrade-Eekhoff
Conviviendo en la orilla: exclusión social y violencia en el área
metropolitana de San Salvador / Wim Savenije, Katharine Andrade-Eekhoff, -- 1a. ed. -- San Salvador, El Salv. : FLACSO-Programa ElSalvador, 2003.
1. Clases de comunidades - Exclusión. 2. Violencia - Aspectos
sociales. 3. Sociología urbana - San Salvador, El Salvador. I. Andrade-Eekhoff, Katharine, coaut. II. Título. II. MARCO CONCEPTUAL
Es preciso clarificar qué es lo que se entiende por un concepto,
para poder aplicarlo y evitar confusiones a las que podrían llevarnosotras interpretaciones teóricas. Este apartado busca definir y, se espe-ra, clarificar los conceptos elementales de esta investigación. Se em-pieza con violencia y agresión, seguido por la conceptuación depobreza, desarrollo humano y exclusión. El capítulo concluye conuna discusión a cerca de la relación entre los dos conceptos princi-pales del estudio: violencia y exclusión social. II.i El concepto de violencia
La violencia es un concepto con muchos significados y usos.
Diversos campos científicos entienden cosas diferentes al hablar deviolencia o agresión; así es también en la vida cotidiana. Uno puedeser un vendedor, conductor o gerente agresivo y, muchas veces, esosignifica simplemente que se es una persona astuta, entendiéndoseentonces la agresividad como una cualidad positiva. Pero cuandouna mujer habla de su esposo agresivo, se entiende algo muy dife-rente, asociado al maltrato en la pareja.
Los significados cotidianos de la violencia son muy diversos, y no
permiten clasificar los comportamientos unívocamente como violen-tos o como agresivos. La perspectiva del observador, la justificaciónque da el actor sobre su conducta, y la subjetividad de la experien-cia de la víctima influyen en la clasificación de un acto como violen-to o agresivo. Lo que la víctima considera como un acto violento,puede ser visto como defensa propia, justificada por el otroinvolucrado, y el observador puede interpretarlo como un juego dejóvenes que quieren mostrar sus fuerzas. Lejos de ser unívocos en lavida cotidiana, los conceptos de violencia y agresión son construc-ciones sociales.
No son solamente las perspectivas o experiencias subjetivas indi-
viduales las que influyen en la calificación. También pueden existirotros factores que determinan la clasificación de actos como violen-cia y agresión. Por ejemplo, hay normas (sub)culturales y motivos deíndole política por los cuales conviene que se vea al adversariocomo agresivo e irrazonable, y a uno mismo como calmado y razo-nable. Torres Rivas lo menciona así:
“Toda definición de violencia no da cuenta de un hecho esen-cial y es que no toda la sociedad reconoce las mismas cosascomo violentas, ni en sus orígenes ni en sus efectos y, enconsecuencia, pueden llegar a justificarse de manera diversa yhasta opuesta. Existe subjetividad implícita justamente porquese trata de una percepción política e ideológica, con unarelatividad de fondo porque corresponde a percepciones quesiempre están culturalmente determinadas” (Torres Rivas, 1998:48).
Lo anterior muestra la necesidad de discutir la inclusión de con-
ductas socialmente aceptadas (o no aceptadas) dentro de la defini-ción de violencia y agresión. Esto se ilustra claramente con el ejerci-cio de castigos corporales a los niños, ya que mucha gente consideraque puede y debe castigar físicamente a sus hijos. También haymuchos hombres que piensan tener el derecho a “corregir” a sumujer por medio de castigo físico. En estas situaciones, es pocoprobable que estos castigos sean considerados por los padres y ma-dres de familia o el hombre como violencia o agresión. Si uno noestá de acuerdo con el “derecho” a castigar o corregir físicamente,considerará los castigos físicos como actos violentos y agresivos. Sibien, ciertamente son en especial las justificaciones culturales desdela perspectiva del agresor, las que enmascaran muchas expresionesde violencia:
“Así, por ejemplo, la violencia doméstica es avalada por pa-trones culturales muy arraigados en la Región [América Lati-na]: ‘porque te quiero, te aporreo’, justifica la violencia contrala mujer; ‘la letra con sangre entra’, justifica la violencia con-tra el niño” (Guerrero, 1997: 11).
Estos significados harían que clasificar una conducta como violen-
ta o no, dependiendo de la perspectiva que tomara la persona,entorpeciéndose así un análisis más distanciado de las manifestacio-nes, percepciones y significados cotidianos de violencia. II.i.a. Definición de la violencia
Al investigar sobre la violencia, sus manifestaciones y la potencial
relación con otros fenómenos como la exclusión social, es impres-cindible establecer una definición de la misma. Esto permite estudiarlas diferentes relaciones, perspectivas, causas, o justificaciones de laviolencia, sin que la clasificación de un acto como violento dependade la perspectiva que se toma o la justificación del mismo. Además,se necesita una definición que no permita confundir el acto mismocon los múltiples efectos y consecuencias de los actos consideradosviolentos. Es decir, la investigación precisa de una definición queincorpore la identificación de algunos elementos necesarios y sufi-cientes para categorizar un acto como violento o agresivo, indepen-dientemente de las causas, justificaciones o consecuencias de estos ola perspectiva utilizada.
Para poder investigar actos violentos (o agresivos) en su relación
con diferentes factores sociales, sea antecedentes o consecuencias,es necesario buscar una definición que delimite las característicasesenciales para la investigación, dejando como elementos asociadosotros aspectos importantes como la cantidad de fuerza usada (MartínBaró, 1983), la frecuencia de la ocurrencia (Arraigada y Godoy,2000) o la construcción social elaborada (Torres Rivas, 1998). Paraque el concepto de violencia y/o agresión sea útil en una investiga-ción de campo, minimizando las posibilidades de confusión en elproceso, es importante no perderse en los detalles al construir dife-rencias teóricas sutiles entre los conceptos de violencia y agresión. Pero, a la vez, en un estudio de campo donde se encuentra muchoshechos concretos de violencia de diferente índole, una mayor clari-dad es imprescindible. Hay varios autores que definen los conceptosde violencia y agresión de forma muy parecida, aunque sí enfatizandiferencias sutiles entre los dos (Martín Baró, 1983; Berkowitz, 1993). Para la investigación actual, se ha optado por una opción en la cualse utilizan los conceptos de violencia y agresión como sinónimos,siendo su definición: “todo tipo de conducta, tanto física como ver-bal, ejecutado por un actor con la intención de dañar a alguien.”Algunas otras perspectivas de definición
Algunas definiciones intuitivamente plausibles consideran que el
uso de fuerza o amenazar con usar fuerza81demarca el concepto de
8. Por ejemplo Martín Baró (1983); p. 368-9) define violencia como “aque-
llos fenómenos o actos en los que se aplican un exceso de fuerza”.
violencia. Pero el uso de fuerza o la amenaza de usarla no puede seruna condición suficiente, ni necesaria para constituir un acto comoviolento. Una definición concentrada en el uso de fuerza o la ame-naza no puede calificar como actos violentos los comportamientosde una persona que se niegue a usar su fuerza. Por ejemplo, cuandoalguien retiene sus fuerzas intencionalmente para dañar a otra perso-na que puede estar ahogándose, en necesidad de atención medica, oa punto de sufrir un accidente. En estos casos, no es el uso de fuerzao la amenaza que puede causar un daño grave a la persona, sinotambién rechazar intencionalmente aquel recurso.
La intención de causar daño es una parte central de muchas de
las definiciones (Martín Barro, 1983; Arraigada y Godoy, 2000; Hearn,1998). Una definición de agresión que se basa en esta característicapero evita los problemas sobre el uso de la fuerza es la de Berkowitz(1993). Él considera a la agresión como “algún tipo de conducta,tanto física como simbólica, que se ejecuta con la intención dedañar a alguien.”9 Los actores de esta conducta agresiva pueden serindividuos, grupos o instituciones, y la conducta puede consistir deun acto verbal o físico (usar fuerza o una amenaza de usarla) o dejarde hacer algo, con la intención de hacer daño a alguna persona. Pero comportamientos que generan daños no intencionales, es decirdaños causados accidentalmente, no se consideran como violencia,sino como accidentes.10
Hay otros aspectos que diferentes autores consideran en sus defi-
niciones de violencia, tales como la experiencia de ser dañado porparte de la víctima (Hearn, 1998), la ocurrencia de manera recurren-te y como una forma o con el motivo de resolver los conflictos(Arraigada y Godoy, 2000). Estos elementos ayudan a distinguir dife-rentes manifestaciones de los actos violentos. Sin embargo, en lapresente investigación dichos aspectos no forman parte de la defini-ción de la violencia, aunque son posibles características para discer-nir los actos violentos y pueden ser utilizados para categorizar y
Luego, define la agresión como “aquellos actos de violencia con los quese busca causar algún daño a otro”. Otro ejemplo es la definición queusan Arraigada y Godoy (2000: p. 108) según la cual la violencia es “eluso o amenaza de uso de la fuerza física o psicológica con intención dehacer daño, de manera recurrente y como una forma de resolver losconflictos.”
9.Berkowitz (1993: p.11) define la violencia como una forma extrema de
agresión: “un intento premeditado de causar un daño físico grave.”
10. Véase también Guerrero (1997).
analizar diferentes actos de violencia. Los daños específicos sufridospor la víctima se pueden diferenciar en físicos, psicológicos o simbó-licos; la frecuencia y la intensidad de la violencia son indicadores deun proceso acumulativo; y los motivos para usar violencia puedenestar relacionados a los ámbitos económicos, políticos o socio-cultu-rales. Estas características en si no definen un acto como violento,pero indican varios aspectos más específicos de los actos de violen-cia. Más adelante se desarrollan con mayor precisión estas caracte-rísticas. La violencia no es lo mismo que cometer un delito: la ley y la ciencia.
Otra distinción que es importante señalar, es la diferencia entre
un acto de violencia y romper la ley o cometer un delito. Aunque enmuchas ocasiones realizar actos violentos es a la vez un delito, noson lo mismo. No todos los actos de violencia son delitos y no todolos delitos implican actos violentos. Muchas acciones que noinvolucran violencia pueden ser calificadas como delitos, como nopagar impuestos, hurtar, o pasar por un semáforo en rojo. Tambiénexiste la posibilidad de dañar, herir, e incluso matar a alguien y estardentro de la legalidad. Por ejemplo, en defensa propia, puede serlegal usar la violencia. La policía tiene cierta autoridad de detener asupuestos delincuentes que están o estuvieron involucrados en actosilícitos, con el fin de llevarlos a la justicia; y para llevar a cabodichas acciones, la policía puede requerir del uso de la violencia,hiriendo a los implicados.
Así, la violencia no es una subcategoría de delitos, pero tampoco
los delitos constituyen una subcategoría de violencia. El enfoque cien-tífico puede calificar determinados actos como violentos, indepen-dientemente de si constituyen o no delitos. Y al revés, los juecespueden calificar ciertos actos como delitos, independientemente dela presencia o no de la violencia. Aunque desde la perspectiva de laley muchos actos de violencia infringen la ley y por eso constituyendelitos, desde la perspectiva científica y a partir de la definiciónutilizada en esta investigación, la ley también avala actos de violen-cia. Es decir, la ley permite en ciertas circunstancias el uso de laviolencia, por ejemplo la violencia ejercida por instancias del estadocomo la policía o el ejército o para defenderse a sí mismo. II.ii.b. Características de la violencia
El siguiente diagrama visualiza la definición de violencia —tal
como es entendida en esta investigación—, en relación con algunosfactores importantes que, en cada instancia, dan a la violencia suspropias características. Cada ocasión violenta tiene su propio conjun-to de actores, con sus propias acciones, motivaciones y metas, queprovocan daños específicos. La constante en todas las diferentes oca-siones de violencia es que hay un tipo de conducta, físico y/o ver-bal, con la intención de dañar a alguien. A continuación se elaboraen base a dichos estos elementos. Diagrama 2.1: Violencia y sus características Actores: agresores víctimas observadores Intencionalidad: Normas socio-culturales sobre el uso de la violencia Tipos de daño: Temporalidad:
Por violencia se entiende: todo tipo de conducta, tanto física, como verbal, ejecutada por actor un actor con la intención
Normas socio-culturales y violencia
En algunos ámbitos la violencia parece ser un rasgo ‘normal’ de
muchas relaciones entre personas, grupos e instituciones. Lejos deser rara y poca común, la violencia es cotidiana, usada por muchagente, apreciada, y algo que funciona. ‘Normal’ en este contextotiene dos connotaciones: la violencia es un rasgo ‘normal’ en elsentido en que con cierta frecuencia se dan actos violentos. Por otraparte, es ‘normal’ porque en la convivencia social el uso de violen-cia es normativo en ciertas situaciones. A veces parece que las nor-
mas y costumbres subculturales11 explican la ocurrencia de violen-cia, mejor que cualquier intención o situación.
Los ámbitos sociales donde la violencia es un fenómeno ‘normal’
en ambos sentidos, pueden constituir “subculturas de violencia”. Elconcepto “subcultura de violencia” viene de Wolfgang (1967, citadoen Berkowitz, 1993) e indica la existencia de sistemas de creencias ynormas que estimulan y sustentan el uso de la violencia (Kennedy yBaron 1993). Este sistema enseña a los miembros cómo interpretardiferentes situaciones y luego les indica cómo responder (Berkowitz1993). Entra en juego muchas veces la identidad o el honor de unapersona. Por ejemplo, una mujer que no tiene la comida preparadacuando su esposo regresa del trabajo, puede constituir una amenazapara la identidad del padre de familia al no darle a este el respetoque se merece. Un joven que no da a un pandillero lo que le pide,puede ser visto como una amenaza para el honor de la pandilla. Una joven que rechaza el acercamiento de un muchacho, puedeamenazar la identidad de él como un joven atractivo. Actuar deforma violenta en estas situaciones amenazantes no solamente puedeser adecuado (según las normas establecidas), sino incluso considera-do como la única manera de defender y proteger el honor e identi-dad de la persona, en cuanto alguien que merece respeto (Horowitzy Schwartz 1974).
Es por influenciar la manera en que las personas definen y perci-
ben ciertas situaciones, por prescribir la reacción adecuada y porestipular consecuencias adversas en el caso que la reacción no seaadecuada, es que la subcultura genera una disposición a la violen-cia. La gente aprende que muchas acciones, problemas y conflictostienen repercusiones para su identidad y reputación personal, y quemuchas situaciones representan amenazas para la percepción quetienen los demás acerca de ellos. “Las personas que crecen en unasubcultura propensa a la violencia, tienden a enojarse fácilmenteporque pueden considerar que las altercaciones o dificultadesinterpersonales son provocaciones, y se dan cuenta de que debenreaccionar de forma agresiva, si quieren mantener su posición conlos que les rodean” (Berkowitz 1993: 293).
11. Al usar el término subcultura, queremos referirnos a significados y valora-
ciones que pueden estar presentes en la cultura en general de una socie-dad, o en solo una parte de ella (por eso el prefijo sub), pero en todocaso vinculados a un grupo específico dentro de dicha sociedad.
Aunque los sistemas de normas y creencias pueden explicar cier-
tos elementos de la violencia, no se puede atribuir todo a los aspec-tos culturales. Varios autores mencionan la falta de evidencia empíri-ca para la tesis de la ‘subcultura de violencia’ (Ball-Rokeach 1973 enBerkowitz, 1993; Erlanger 1973 en Berkowitz, 1993; Teschedi y Felson,1994). Para rescatar la idea de que en algunos ámbitos sociales seven más frecuentemente actos de violencia que en la sociedad engeneral, no es necesario vincular los conceptos “subcultura” y “vio-lencia” tan fuertemente. Las normas y creencias subculturales no sonnecesariamente los factores determinantes. En subculturas donde laincidencia de violencia es muy frecuente, la violencia puede depen-der también de situaciones especificas, las oportunidades y las cir-cunstancias (Kennedy y Baron 1993). Es posible y a veces necesarioclarificar la relación íntima entre diferentes normas y creenciassubculturales, y la violencia. Muchas veces los hechos agresivos es-tán incrustados en las relaciones y normas socialmente aceptadas, talcomo se observa en el Diagrama 2.1. Aunque esto es solo una partede un cuadro más grande. A continuación, se explica sobre otroselementos vinculados con la violencia. Actores: agresores, víctimas y observadores
Distinguimos entre tres clases de actores relacionados con la vio-
lencia: los agresores, las víctimas y los observadores. El agresor esquien que ejerce los actos violentos; el que quiere dañar a la otrapersona. La víctima es la persona receptora de los actos de violen-cia, a quien el agresor quiere causar daño. El observador es el testigono afectado directamente por los actos de violencia, pero que sí sepercata de los hechos o de sus consecuencias (Staub, 1989).
Individuos, grupos e instituciones pueden actuar con la intención
de dañar a alguien, convirtiéndose así en agresores que ejercen laviolencia contra otros. Un padre pega a su hijo, un vecino agrede aquien vive al lado, una pandilla ataca a otra pandilla, la policíagolpea a varios delincuentes. Todos estos son ejemplos de agresores,en relación con su víctima. Los mismos individuos, grupos e institu-ciones agresores, también pueden ser objetivos de la violencia; esdecir, víctimas. Incluso, como vamos a ver en el siguiente apartado,pueden ser a la vez observadores, al darse cuenta de la violenciaejercida y recibida entre otros.
Para definir los tipos de violencia podemos referirnos a la clase de
actores que la ejercen. Si un individuo actúa con la intención deherir a otro, hablamos de violencia individual o interpersonal. Si ungrupo actúa así hablamos de violencia grupal, y cuando una institu-ción (como la policía) se comporta de tal manera, tenemos un ejem-plo de violencia institucional.
Los observadores pueden tener mucha influencia sobre la ocu-
rrencia de los actos de violencia (Staub 1989). Su conducta puedemostrar que están de acuerdo con la violencia, o que no les importamucho; o por lo contrario, que están en desacuerdo y así puedenintervenir para evitar más daños. A través de su conducta, los obser-vadores influyen en las percepciones de los demás. Si los observado-res muestran estar de acuerdo o ser indiferentes a los hechos violen-tos, puede ser que los demás no perciban la urgencia o la importan-cia de lo que está pasando. Así se llega a considerar la ocurrencia dela violencia como ‘normal’, y que no merece atención. Lo contrariopuede pasar cuando los observadores se oponen a, y/o intervienenen los actos de violencia. Por su intervención o actitud contra unacto violento, los observadores comunican a otros que existe unadiscordancia entre los agresores y las normas y reglas de la comuni-dad o sociedad en general. En esta forma, otras personas se venobligadas a enfrentar hechos violentos que no son socialmente acep-tables. Sin embargo, esto no necesariamente se traduce directamenteen acciones concretas en contra de la violencia.
Entonces quiere decir la reacción de los observadores puede in-
fluir sobre las percepciones y las respuestas de otros: “Pueden definirel significado de hechos y llevar a que otros sienten empatía o indife-rencia. Pueden promover valores y normas de cuido, o con su pasi-vidad o participación en el sistema, pueden afirmar a los hechores”(Staub, 1989: 87). Por ejemplo, si los vecinos inmediatos no actúancuando un hombre maltrata a sus hijos o a su mujer, esto puedeindicar a los demás vecinos de la comunidad que uno no se debemeter en la vida familiar de otros, y por ende estipulan una normasegún la cual la violencia doméstica es un asunto privado. Esta nor-ma reafirma la posición del agresor y las otras normas sociales quepermiten dicha clase de violencia: “La falta de protesta puede afirmara los hechores en lo que hacen” (Staub, 1989: 87). De esta manera,los observadores pueden definir la importancia y el significado de loseventos violentos, y así influir en el desenlace de estos eventos.
Tal como se ha visto anteriormente, ser agresor no lo excluye a
uno de ser o volverse víctima simultáneamente. También el observa-dor puede volverse víctima cuando él se mete en el conflicto entre elagresor y la víctima, y resulta siendo ser agredido. Un ejemplo deesto es cuando la policía interviene en una pelea entre dos personaso grupos, y como reacción, los enfrentados agreden a los oficialesdel orden.
La relación entre agresor, víctima y observador no es una relación
clara y bien determinada. Visto conceptualmente, la víctima tienecomo su par lógico al agresor, y a veces también existen observado-res. Sin embargo, la realidad es más compleja y dinámica; en unsolo evento, la misma persona puede ser los tres actores a la vez. La intención: motivos y metas de la violencia
Si la intención es una característica fundamental de la violencia,
es importante indagar sobre los motivos por los que se quiere dañara otros, o la meta que se persigue: ¿cuáles son los objetivos dequienes que usan la violencia? El motivo es la razón que está detrásde la acción, y forma parte de la causa de la acción. La meta esalgún cambio que se quiere lograr con la acción. Sin duda, el moti-vo y la meta están íntimamente relacionados; ambos forman parte dela intención con que se realiza una acción de violencia. La meta deuna acción puede ser la acción misma, y nada más que esto. Opuede ser algo muy diferente a la acción. El motivo de un acto deviolencia puede ser el deseo de provocar un daño a alguien, o eldeseo de conseguir alguna otra meta que se puede alcanzar pormedio de la violencia (Berkowitz 1993). Por ejemplo, un acto deviolencia puede ser motivado por el deseo de desquitarse al pegar odañar a otra persona, ya que el agresor se siente mal o enojado. Porotra parte, puede ser motivado por la meta de conseguir posesionesde otros, prestigio, poder, etc.; todo por medio de violencia.
Cuando el motivo es el deseo de conseguir alguna otra meta a la
acción misma, se pueden ubicar esas metas en diferentes categorías:es decir, las metas pueden estar relacionadas con diferentes áreas dela vida social. Pueden tener un carácter político, económico o so-cial. Un acto de violencia puede ser motivado por un deseo deobtener, mantener o aumentar algún poder y dominio político (porejemplo, la capacidad de regir los asuntos públicos). Un acto violen-to también puede ser motivado por un deseo de obtener, mantener oaumentar algún beneficio o poder económico (por ejemplo, la capa-
cidad de administrar bienes y riquezas) o social (por ejemplo, lacapacidad de influenciar o manipular a otra gente). Además, losmotivos pueden estar constituidos por el deseo de obtener, mantenero aumentar una reputación política, económica o social. El Cuadro2.1 resume y presenta algunas manifestaciones de diferentes motivosy metas de la violencia, tal como ya se ha explicado antes. Cuadro 2.1. Motivos y metas de la violencia. Motivos y metas12 Definición Manifestaciones Políticos
Conflicto paramilitar,asesinatos políticos. Conflicto armado entrepartidos políticos. Económicos Sociales
sexual, asalto a mujereso niños. Violencia grupal depandillas juveniles,para defender suterritorio.
Fuente: esquema basado en Moser y Schrader, 1999, pág. 4, cuadro 1.
La intención (los motivos y las metas personales) es algo “dentro”
de la persona que actúa, refiriéndose ello más bien a un estadomental. No se puede observar o señalar físicamente la intención;
12. Las autoras hacen notar que las categorías no son exclusivas, y que un
acto puede ser cometido por varias razones simultáneamente. Por ejem-plo, un grupo guerrillero puede secuestrar a una persona con un propósi-to político y, a la vez, exigir una recompensa económica. Un jovenpuede robar como parte de las reglas sociales de la pandilla y por razo-nes económicas.
solamente se puede inferir a partir de las acciones y expresiones delactor. El observador puede hacerse la idea de que el actor actuóintencionalmente de una manera violenta cuando agredió a la vícti-ma con un machete. Esta idea puede estar basada en lo que observó;no obstante, el actor puede contarle al observador que él estabacortando un árbol, cuando de repente apareció la víctima allí, demodo que todo fue un accidente. El observador, entonces, puedeestar equivocado, tal vez infirió una conclusión errónea de sus obser-vaciones. Igualmente puede ser que el actor no le contó la verdad. El observador también puede inferir de sus observaciones que laacción fue un accidente, siendo así que la realidad fue otra. No hayun punto externo fijo para comparar y validar las impresiones sobrela intencionalidad. La verdadera intención está afuera del alcance delos observadores y, en este caso, también para los investigadores.
Para el presente estudio se distinguen dos aproximaciones a la
intencionalidad. Por un lado está la intencionalidad actuada y expre-sada por el actor. En segundo lugar, está la intencionalidad percibidapor la víctima u observadores (ver Diagrama 2.1). Es decir, se entien-de un acto como intencional cuando el actor lo confirmó(intencionalidad actuada), o cuando la víctima o un observador lainfirió como tal (intencionalidad percibida). En este estudio ambasformas de intencionalidad constituyen una aproximación a laintencionalidad y la base para calificar un acto como violento. Los daños: tipos y frecuencia Los daños físicos, psicológicos y simbólicos
La violencia no solamente lleva consigo la intención de dañar a
alguien; muchas veces también genera daños laterales. Los dañosreales no necesariamente corresponden al daño intencionado. El dañoprovocado puede ser de diferente índole o gravedad que el dañobuscado. Por ejemplo, un agresor puede tener la intención de asustarsu a víctima y robarle su dinero; pero debido a la resistencia de lavíctima, termina matándola.
Los daños pueden ser de diferente índole. Se distingue entre da-
ños físicos, psicológicos o simbólicos. El daño físico se refiere a losperjuicios corporales o materiales. Cuando la víctima se queda conposesiones dañadas o perdidas debido al uso de violencia, por ejem-plo cuando en un asalto a una tienda quiebran las ventanas y robanel dinero, se habla de daños materiales. Cuando la víctima sale
lesionada, por ejemplo por heridas sufridas en el mismo asalto, sehabla de daños corporales.
Los daños psicológicos se refieren a traumas de esa naturaleza
sufridos por una víctima. Por ejemplo, después un asalto, una perso-na puede sentir miedo con las consiguientes dificultades para trabajary dormir tranquilamente.
Los daños simbólicos se refieren a acciones violentas que afectan
negativamente a los símbolos y representaciones de la víctima. Porejemplo, se puede dañar la identidad nacional de un grupo de perso-nas por quemar públicamente la bandera nacional; o dañar la identi-dad social de una pandilla por borrar o manchar su nombre pintadoen una pared de su territorio. También se puede estropear el sentidode honor personal de la víctima por insultarlo y humillarlo delantede otras personas. La frecuencia y daños acumulativos
La repetición de actos de violencia puede tener consecuencias
agravantes, relacionadas con la cantidad e intensidad de los dañoscausados. Los actos de violencia pueden reforzar normas que justifi-can y prescriben el uso de violencia en ciertas circunstancias, comoya se explicó arriba. Una violencia ‘normal’ en el sentido de unafrecuencia y cotidianidad alta, puede tener una influencia normativasobre el uso de la misma. Se genera así un ambiente en que laviolencia es valorada como un instrumento adecuado y necesario enciertas situaciones; los daños causados son vistos como metas acep-tables. Pero hay otras maneras en que una violencia frecuente tienedaños agravantes. Por ejemplo por medio del miedo, un ambiente deinseguridad y la generación de dinámicas de violencia entre agresory víctima.
Cuando en una comunidad ocurren con cierta frecuencia asaltos
u otras formas de violencia, es muy probable que no solamente lasvíctimas tengan miedo, sino también otras personas que no lo hansufrido directamente. La frecuencia de la violencia hace que losresidentes de la comunidad empiecen a verse como víctimas poten-ciales, afectando esto sus movimientos y actividades. La gente se veobligada a tomar medidas de precaución y restringir sus acciones,para evitar problemas de agresión.
La violencia frecuente también puede tener consecuencias colate-
rales, ya que genera un ambiente de inseguridad. En una situación
de inseguridad, uno no solamente se siente vulnerable sino no existetampoco la confianza necesaria para hacer inversiones económicos ysociales, para su bienestar actual y de la comunidad en el futuro. Porejemplo, en un vecindario donde hay mucha violencia y daños fre-cuentes, es probable que no se hagan esfuerzos por reparar los dañosmateriales causados por la violencia, o para mejorar las condicionesde convivencia en la comunidad. En un ambiente de inseguridadgobiernan el miedo y el riesgo de que los próximos actos de violen-cia destruirán los esfuerzos y las inversiones hechas. Consecuenciade un ambiente de inseguridad generado por la violencia es que losdaños materiales y psicológicos se acumulen, generando un sentidode aún más inseguridad.13
Otra manera en que el uso de la violencia aplicada de forma
regular puede generar daños prolongados es por una interacciónrepetitiva entre agresores y víctimas. Los agresores y las víctimaspueden entrar en una dinámica propia de violencia, perpetuando lamisma. Por ejemplo, en situaciones de violencia doméstica habitual,la agresión genera un vínculo fuerte entre el agresor y la víctima. Esto hace que la violencia continúe dada la dificultad de lograr unaseparación permanente de las dos partes que quiebre el círculo deagresión. Dutton y Painter, dos investigadores de violencia domésti-ca, encontraron que “las consecuencias psicológicas de las dinámi-cas de poder durante el ciclo de maltrato físico sirven para crear yaumentar los vínculos emocionales, basados en el trauma entre elhombre y la mujer, los cuales dificultan o imposibilitan una separa-ción duradera” (Dutton y Painter, citado en Downs, 1996: 92). Usar violencia no es el mismo que tener poder: la relación entre agresor y víctima.
Para evitar confusión entre los conceptos de violencia y poder,
entre el uso de violencia y la posesión de poder, puede ser útilclarificar la relación entre los mismos. Violencia no es el mismo quepoder, y la relación entre los dos conceptos no es unidireccional. Larelación entre violencia y poder a veces parece muy estrecha y sen-cilla, por ejemplo cuando la gente dice que tener poder permite auno comportarse violentamente. Pero la relación es mucho más com-plicada que esto. Para desarticular ambos conceptos y evitar confu-
13. Para tener diferentes perspectivas y apreciaciones sobre estos temas,
véase a Moser y Van Bronkhorst, 1999, y Anderson, 1999.
siones sobre la relación entre ellos, se esbozan brevemente en lossiguientes párrafos algunas posibles relaciones entre los conceptosviolencia y poder. Una aclaración de la relación entre violencia ypoder puede iluminar también acerca de la relación entre agresor yvíctima.
El filósofo Michel Foucault entiende como poder la manera en
que algunas acciones de ciertos actores influyen sobre las accionesde otras personas y define el ejercicio de poder de la siguiente mane-ra: “estructurar la posible esfera de las acciones de otros” (1982:221). Es decir, cómo estas acciones afectan la manera en que laspersonas eligen dar forma a sus reacciones y comportamientos, siem-pre y cuando exista “una esfera de posibilidades en que diferentesmaneras de actuar, diferentes reacciones y diferentes comportamien-tos pueden ser realizados.” (1982: 221) Por ejemplo, cuando unagente policial le prohíbe a un conductor estacionar su automóvil enun lugar específico y el conductor por esta razón mueve su automó-vil a otro lugar, eso muestra que el agente policial tiene poder sobreel conductor.
Resulta entonces que el concepto de poder tiene una aplicación
muy amplia. Una empresa que exige horas extras a sus empleadostiene poder, al igual que un niño consigue que la mamá le dé elpecho cuando él llora. La persona o el grupo de personas que usanviolencia y por eso logran que otros se comporten como ellos quieren,o dejen de comportarse de la manera que a ellos no les gusta,también tienen poder. El agresor tiene poder cuando, por el uso de ola amenaza de usar violencia, la víctima cumple – en mayor omenor medida – los deseos del agresor. Pero el poder no es algo quepertenece solamente al agresor, es decir que la víctima de violenciatambién puede elegir influir sobre la esfera de posibles acciones delagresor, usando la violencia u otras maneras de actuar. Michel Fou-cault lo señala así: “No sería posible para una relación de poderexistir sin puntos de insubordinación, los que, por definición, sonmedios de escapar.” (1982: 225)
Si la relación entre la violencia y el poder no es directa, entonces
tampoco es muy segura. Cuando una persona, grupo o institución nologra influenciar en el comportamiento de otras personas por mediode violencia y no consigue lo que quería, eso quiere decir que notiene (suficiente) poder y que la violencia no le funciona. Pero cuandola situación muestra que el agresor no tiene suficiente poder, larelación entre agresor y víctima se vuelve insegura. El supuesto agresor
parte del hecho que quería influenciar por medio de la violencia lasacciones de la víctima, pero puede encontrarse en una situacióninversa en que la anticipada víctima resulta tener mayor influenciasobre los acciones del supuesto agresor. El resultado de este cambiopuede ser que la víctima se vuelva agresor y el agresor víctima.
Un ejemplo extremo de esto es cuando la víctima muerta en un
asalto era la persona asaltante en primera instancia. Hay un nombreespecial para esta clase de homicidios: “homicidio precipitado por lavíctima.”14 Un caso del equipo especializado en homicidios del De-partamento de la Policía de Filadelfia15 puede iluminar este ejemplo:“La víctima fue el agresor en una pelea, y había pegado a su enemi-go varias veces. Sus amigos intentaron interferir, pero persistió lavíctima. Finalmente, el agredido reaccionó con golpes, los cualescausaron la caída de la víctima, golpeándose este su cabeza en laacera, resultando en su muerte” (Short, 1997: 43). Este caso muestraque la víctima usó violencia, pero no pudo ganar la pelea con laotra persona. Como agresor no logró influenciar las acciones de lavíctima, tal como él quería. En términos de poder esto implica queel agresor no tuvo suficiente poder sobre la otra persona, y estoúltimo cambió la relación entre víctima y agresor. La víctima sabíadefenderse y se volvió agresor. Como agresor influenció definitiva-mente la posible esfera de las acciones de la víctima, es decir lequitó la vida. Este caso muestra que la relación entre agresor yvíctima es una relación inestable y a veces ambigua. Cada uno delos polos de esta relación puede revertirse en un instante.
Las “relaciones de poder están profundamente arraigadas en el
nexo social” (Foucault, 1982: 208) y existen independiente de losactos de violencia. La relación entre violencia y poder, lejos de sermuy estrecha, puede tener varias formas e índoles muy diferentes: laviolencia que expresa el poder del agresor de conseguir lo que quie-re; el poder que tiene la víctima para influir y cambiar el comporta-miento del agresor; hasta el agresor que se vuelve víctima de violen-cia. Además y muy importante de subrayar es que el poder noautomáticamente implica el uso o amenaza de violencia. Tener elpoder de mandar a sus hijos a la escuela —también cuando notienen ganas— no tiene nada que ver con la intención de hacerlesdaño, sino más bien con el deseo de que tengan un futuro mejor loshijos.
14. En ingles, victim-precipitated homicide. 15. Philadelphia Police Department (E.E.U.U.)
Digest of an article titled “Major Adventures by Niche Chemical Companies”One of the largest coal-fired boilers in the Tohoku Region (Northeastern part of Japan’smain island), standing 40 meters high in Kureha’s Iwaki Factory, was swaying fromside to side. Pieces of metal were falling down to the ground, steam was blowing outfrom broken pipes and the large stack seemed to collapse at a
Student Name: ________________________________________ Grade: _____________ 1. Within the past year has your child experienced a 5. Does your child take medication at home or in school on serious illness or injury? (Circle answer) Yes No a daily or as-needed basis? (Include inhaler if used). (Circle answer) Yes No If yes, list medication, dose, and times given: 2.