http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1881-81211-2011-11-. SALA CONSTITUCIONAL Magistrada Ponente: LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO Expediente Nº 11-0829
El 21 de junio de 2011, el abogado EDUAR ENRIQUE MORENO BLANCO, en su carácter de
Defensor Público Segundo ante la Sala Constitucional, Plena, Político Administrativa, Electoral, Casación
Civil y Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia y Corte Primera y Segunda de lo Contencioso
Administrativo, interpuso solicitud de avocamiento de la causa distinguida con el número
JP21-P-2007-006551, seguida a los ciudadanos MARTIN JAVIER JIMENEZ y RAFAEL CELESTINO BELISARIO, por ante el Juzgado de Primera Instancia en Funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal de
la Circunscripción Judicial del Estado Guárico, extensión Valle de La Pascua, quienes fueron condenados por
la comisión de los delitos de invasión, perturbación violenta de la posesión de bienes inmuebles e incendio, a
cumplir la pena de diez (10) años y seis (6) meses de prisión.
El 28 de junio de 2011, se dio cuenta en Sala y se designó como ponente a la Magistrada Luisa Estella
Morales Lamuño quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo.
El 18 de julio de 2011, mediante sentencia N° 1147 de esta Sala Constitucional, se admitió la presente
solicitud de avocamiento, en consecuencia, se ordenó la inmediata remisión de las actuaciones que conforman
la causa penal principal, así como la suspensión de la causa y la prohibición de realizar cualquier actuación.
El 7 de octubre de 2011, la Sala dio cuenta del oficio N° 1432-11, emanado de la Presidencia del
Circuito Judicial Penal del Estado Guárico y anexos, mediante el cual se remiten las actuaciones solicitadas.
El 17 de octubre de 2011, la Sala da cuenta de escrito presentado en esa misma fecha por el abogado
EDUAR ENRIQUE MORENO BLANCO, en su carácter de autos, mediante el cual solicita el
pronunciamiento de la presente solicitud.
El 23 de noviembre de 2011 la Sala dio cuenta de diligencia presentada por la ciudadana Marisela
Belisario Aguilar, quien señala ser hija del ciudadano Rafael Celestino Belisario, mediante la cual solicita
pronunciamiento sobre la presente solicitud.
El 30 de noviembre de 2011 la Sala dio cuenta de diligencia presentada por la ciudadana Marisela
Belisario Aguilar, quien señala ser hija del ciudadano Rafael Celestino Belisario, mediante la cual solicita
pronunciamiento sobre la presente solicitud.
Realizado el estudio individual de las actas que conforman el presente expediente, esta Sala
Constitucional pasa a decidir previas las siguientes consideraciones. DE LA SOLICITUD DE AVOCAMIENTO
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La parte actora expuso en su escrito lo siguiente:
Que “Mi representado el ciudadano RAFAEL BELISARIO,ha ejercido toda su vida la labor agrícola como su oficio u ocupación principal en el Fundo denominado ‘San Jerónimo’, introduciendo pasto,y estableciendo rubros estratégicos como el caso del maíz, siendo beneficiado por la Declaratoria deGarantía de Permanencia por el Instituto Nacional de Tierras (INTI), sobre lote de terreno constante deNOVENTA Y DOS HECTÁREAS CON CINCO MIL DOSCIENTOS TREINTA Y TRES METROS CUADRADOS (92 HAS/5.233 M2), ubicado dentro de los siguientes linderos: Norte: Terreno ocupado por Benito Álvarez, Sur: Quebrada el Chiquero. Este: Terreno ocupado por Aníbal Alvares, Oeste: Carretera víaTucupido El Socorro (…)”. (Resaltado y mayúsculas del solicitante).
Que “(…) tal Declaratoria de Garantía de Permanencia, consta de documento otorgado por el Instituto Nacional de Tierras notariado por ante la Notaria Pública Tercera del Municipio Chacao delEstado Miranda, anotado bajo el N° 47, Tomo 65, de los libros de autenticaciones llevados en esa Notaría defecha once (11) de marzo del año 2008” (Resaltado del solicitante).
Que “(…) tal como ha sido certificado por su médico privado tratante, mi representado padece dehipertensión, enfermedad esta que se ha ido agravando por la depresión natural originada a raíz de suilegítima privación de libertad, teniendo una necesidad diaria de uso del medicamento Captopril,el cual pertenece al grupo de medicamentos llamados inhibidores ECA, comúnmente empleado para tratar lapresión alta (hipertensión), por lo que quien suscribe, lo mismo que sus familiares y allegados, tememosfundadamente por su salud y estado emocional (…)” (Resaltado del solicitante).
Que “(…) Mi representado, se encuentra privado de su libertad en la Zona de Coordinación PolicialN° 4 Valle de la Pascua, desde el día treinta y uno (31) del mes de marzo de 2011, es decir, hace más de dosmeses, en condiciones de hacinamiento, lo que resulta para un campesino de la tercera edad (65 años), untrauma permanente, dado que está acostumbrado a vivir libre en la sabana guariqueña”.
Que “(…). Los presuntos hechos acaecidos, y que fueran erróneamente tramitados por ante lajurisdicción penal ordinaria mediante los cuales es juzgado privándolo de su libertad, resultan de naturalezaeminentemente agraria, tales como perturbación, despojo y daños a la propiedad agraria, a pesar decomunicación dirigida al Tribunal de la causa por parte del Director de la Consultoría Jurídica del InstitutoNacional de Tierras, donde le participa de la Declaratoria de Garantía de Permanencia, sin embargo hizo
Que “Tal atropello hacia mi representado ha sido rechazado por toda la comunidad y lugareños, asícomo por la Coordinadora Agraria Nacional Ezequiel Zamora, la cual esta constituida por los habitantes yproductores organizados de esa zona, quien (sic) ha rechazado el trato judicial dado a los ciudadanosRAFAEL BELISARIO y MARTIN JAVIER JIMÉNEZ” (Resaltado y mayúsculas del solicitante).
Que “ (…) la presente solicitud de avocamiento, se basará fundamentalmente en el orden públicoconstitucional controvertido contenido en sus artículos 2, 26 y 49, que supone privar a un campesino de sulibertad mediante la equivoca solicitud de juzgamiento proferida ilegalmente por el Ministerio Público detramitarle un juicio con la aplicación de leyes penales. Lo que no se corresponde con su condición humana
Que “(…) cuando el legislador delineó la competencia agraria, lo hizo estableciendo la competenciaexclusiva y excluyente de los juzgados agrarios ‘para conocer de los conflictos surgidos entre particularescon ocasión a la actividad agrícola’. Siendo que de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de laLengua Española, la acepción concedida al término conflicto (Del lat. conflictus) consiste en ‘problema,cuestión o materia de discusión’, lo cual extrapolado al ámbito rural, hace que se reconozca sin vacilacionesla competencia material agraria sobre la penal, en los conflictos acaecidos entre particulares,fundamentalmente campesinos derivada de su posesión o propiedad agraria, e incluso por los daños y
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1881-81211-2011-11-. perjuicios causados a las mismas, lo cual en todo momento debe ser conocido por un juez natural como lo esel juez especial agrario (…)”.Que “(…) de las testimoniales y de los documentos oficiales emanados y otorgados por el InstitutoNacional de Tierras, así como del Certificado del Registro Nacional de Productores, Asociaciones, Empresasde Servicios y Organizaciones Asociativas Económicas de Productores Agrícolas, a nombre de mirepresentado se certifica que es un Productor Agropecuario, de lo cual se infiere estamos en presencia deactividad agrícola y pecuaria, donde se disputa entre el Fundo denominado ‘EL CHIQUERO’ y El (sic) fundo ‘SAN JERONIMO’,por el derecho de explotación agrícola y pecuario, de allí que el tema es de naturaleza estrictamente agraria tal como lo dispone el artículo 197 de la Ley de tierras (sic)” (Resaltado y
Que “De acuerdo a lo anterior, el conocimiento y sustanciación de la presente causa, le debiócorresponder en todo momento al juez ordinario agrario, por cuanto las situaciones explanadas durante elproceso penal -lo cual originaron la presente solicitud de avocamiento- se encuentran tipificadas en elartículo 197 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en el marco de las competencias de los juzgadosagrarios de primera instancia, como un conflicto surgido entre particulares con ocasión a las actividadesagrícolas, siendo que las funciones y competencias de la jurisdicción penal ordinaria se encuentran biendelimitadas en el Código Orgánico Procesal Penal (…)”.
Que “Dispone la referida norma especial agraria: ‘Artículo 197. Los juzgados de primera instancia agraria conocerán de las demandas entre particulares que se promuevan con ocasión de la actividadagraria, sobre los siguientes asuntos: 1. Acciones declarativas, petitorias, reivindicatorias y posesorias en materia agraria. 2. Deslinde judicial de predios rurales. 3. Acciones relativas al uso, aprovechamiento, constitución de servidumbres y demás derechos reales, para fines agrarios. 4. Acciones sucesorales sobrebienes afectos a la actividad agraria. 5. Acciones derivadas del derecho de permanencia. 6. Procedimientos de desocupación o desalojos de fundos. 7. Acciones derivadas de perturbaciones o daños a la propiedad o posesión agraria. 8. Acciones derivadas de contratos agrarios. 9. Acciones de indemnización de daños y perjuicios derivados de la actividad agraria. 10. Acciones originadas con ocasión a la constitución del patrimonio familiar agrario. 11. Acciones derivadas de conflictos suscitados entre sociedades de usuarios,uniones de prestatarios, cooperativas y demás organizaciones de índole agraria. 12. Acciones derivadas delcrédito agrario. 13. Acciones, y controversias surgidas del uso, aprovechamiento, fomento y conservación delos recursos naturales renovables que determine la ley. 14. Acciones derivadas del uso común de las aguasde regadío y de las organizaciones de usuarios de las mismas.15. En general, todas las acciones y controversias entre particulares relacionados con la actividad agraria.’” (Resaltado del solicitante).
Que “(…) cabe preguntarnos, que utilidad generaría al colectivo la existencia y puesta en práctica deuna jurisdicción especial como la agraria, que cedería la competencia en caso de conflictos entreparticulares por las disputas de propiedad y posesión rural, que erróneamente se califican como invasión dela propiedad particular. Asumir otra posición interpretativa, resultaría contraria a la naturaleza de losvalores, principios y derechos que informan la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, porcuanto en el presente caso se procedería a penalizar una conducta no lesiva como resulta la actividad
Que “(…) al ser condenado penalmente un campesino por acciones entre particulares derivados de laactividad agrícola consagradas en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, origina tan palmario desordenprocesal en la presente causa que atenta contra el orden público y fundamentalmente los derechosconstitucionales de mi representado, lo que amerite la intervención urgente de este digno Poder Judicial,declarando procedente el avocamiento aquí solicitado de conformidad con lo establecido en el artículo 16numeral 25 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia”.
Que “(…) solicito formalmente que sea desaplicado por control difuso toda normativa penal paracasos futuros, especialmente los referidos a la comisión de los delitos INVASIÓN, previsto y sancionado en el
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1881-81211-2011-11-. artículo 471-A del Código Penal, PERTURBACIÓN VIOLENTA A LA POSESIÓN DE BIENESINMUEBLES, previsto y sancionado en el artículo 472 en concordancia ibídem, cuando se trate de conflictoscampesinos suscitados con ocasión a la actividad agraria y por ende se correspondan con las competenciasestablecidas en el artículo 197 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (…)” (Mayúsculas del solicitante). CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
En la oportunidad de decidir, esta Sala observa:
El undécimo aparte del artículo 107 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia dispone: “Elavocamiento será ejercido con suma prudencia y sólo en caso de graves desórdenes procesales o deescandalosas violaciones al ordenamiento jurídico que perjudiquen ostensiblemente la imagen del PoderJudicial, la paz pública o la institucionalidad democrática venezolana”.
De manera que, la figura del avocamiento reviste un carácter extraordinario por cuanto afecta las
garantías del juez natural y del doble grado de jurisdicción y de allí deriva que las Salas de este Máximo
Tribunal, cuando ejerzan la misma, deberán ceñirse estrictamente al contenido de la precitada norma, que
regula las condiciones de procedencia de las solicitudes al respecto.
En función de ello, esa función protectora y garantista de los derechos individuales de los justiciables
recae de manera inmediata en los órganos jurisdiccionales, cuando se advierta un deterioro de los mismos, o
ante una expectativa de amenaza de aquellos, los cuales pueden resultar vulnerados en su círculo vital, -como
los que conciernen a la libertad personal- o en su desarrollo social, todo ello en aras de la efectiva realización
de las directrices sociales concebidas por la Ley Fundamental. Es así como, constatada dicha amenaza o
directamente la violación a los derechos individuales de los justiciables, surge la necesidad inmediata y
expedita en el juez constitucional de intervenir para salvaguardarlos.
En tal sentido, la novísima Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, dispone en el artículo 25
“Son competencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:(…)16. Avocar las causas en las que se presuma la violación del orden público constitucional, tanto de lasotras Salas como de los demás tribunales de la República, siempre que no haya recaído sentenciadefinitivamente firme”.
En este orden de ideas, el artículo 107 de la vigente Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia
“El avocamiento será ejercido con suma prudencia y sólo en caso de graves desórdenes procesales ode escandalosas violaciones al ordenamiento jurídico que perjudiquen ostensiblemente la imagen delPoder Judicial, la paz pública o la institucionalidad democrática”.
Efectivamente, la figura del avocamiento reviste un carácter sumamente extraordinario por cuanto
afecta las garantías del juez natural y del doble grado de jurisdicción y de allí deriva que las Salas de este
Máximo Tribunal, cuando ejerzan la misma, deberán ceñirse estrictamente al contenido de la precitada norma,
que regula las condiciones de procedencia de las solicitudes al respecto.
Esta Sala debe reiterar que la naturaleza de la institución del avocamiento, presupone la existencia de
un juicio y que razones de interés público justifiquen el conocimiento de este Alto Tribunal. Así, se advierte
que dicha potestad de avocamiento precluye indefectiblemente cuando el expediente objeto del mismo, ha
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culminado efectivamente, es decir, que en el mismo se haya dictado sentencia definitivamente firme, (Vid.
Sentencia de esta Sala N° 380/2008, caso “Bandes”) contra la cual, no tendría efecto procesal alguno
avocarse al conocimiento de la causa, por cuanto dicha potestad se erige como una figura procesal que ante
las posibles distorsiones procesales que puedan ocasionarse en el decurso de un proceso, justifican la
afectación del orden normal de la distribución de competencias por el grado de la jurisdicción. (Vid. Entre
otras, sentencias de esta Sala Nros. 2147/2004 y 133/2005).
Ello así, recibidas las actuaciones provenientes de la Presidencia del Circuito Judicial Penal del Estado
Guárico, de la causa distinguida con el Nº JP21-P-2007-006551, seguida a los ciudadanos Martin Javier
Jiménez y Rafael Celestino Belisario, por ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal en Funciones de
Juicio del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Guárico, extensión Valle de La
Pascua, se constató que el 23 de junio de 2011 la defensa privada del ciudadano Martín Javier Jiménez
interpuso recurso de apelación contra la sentencia dictada 31 de marzo de 2011, y publicada 6 de junio de
2011, mediante la cual resultaron condenados, los ciudadanos en mención a cumplir la pena de diez (10) años
y seis (6) meses de prisión, por los delitos de invasión, perturbación violenta a la posesión pacífica e incendio.
Así mismo, el 11 de julio de 2011, la defensa pública del ciudadano Rafael Celestino Belisario, interpuso
recurso de apelación, igualmente contra la referida decisión.
Ahora bien, no consta en actas, ni tampoco se tiene conocimiento por notoriedad judicial, que los
referidos recursos de apelación hayan sido resueltos por la Corte de Apelaciones de ese Circuito Judicial
Penal. Siendo así, no observa la Sala que, en el proceso objeto de la presente solicitud se haya dictado
Al mismo tiempo, la Sala al advertir en el presente caso la posible transgresión del orden público
constitucional, en el marco de los principios fundamentales que informan el derecho al debido proceso, a la
correcta aplicación de las leyes, y en lo que concierne a la adecuación típica, concebida como el proceso
mediante el cual una conducta o comportamiento humano, encuadra dentro de un tipo penal determinado,
función esta que le es propia al juzgador a quien atañe el conocimiento del caso en concreto, con el objeto de
evitar decisiones arbitrarias que coloquen en entredicho la imagen del poder judicial, en aras de preservar el
derecho a la tutela judicial efectiva, con la finalidad de determinar, efectivamente, la posible vulneración al
orden jurídico constitucional, y con el objeto de evitar criterios jurisprudenciales contradictorios en el
presente caso, se avoca a su conocimiento. Así se decide.
Establecido lo anterior, pasa la Sala a pronunciarse sobre el objeto de la presente solicitud, observando
que, en el caso de autos, se denunció la supuesta conculcación del “orden público constitucionalcontrovertido contenido en sus artículos 2, 26 y 49, que supone privar a un campesino de su libertadmediante la equivoca solicitud de juzgamiento proferida ilegalmente por el Ministerio Público de tramitarleun juicio con la aplicación de leyes penales. Lo que no se corresponde con su condición humana de
Así mismo, se denuncia que “ el conocimiento y sustanciación de la presente causa, le debiócorresponder en todo momento al juez ordinario agrario, por cuanto las situaciones explanadas durante elproceso penal -lo cual originaron la presente solicitud de avocamiento- se encuentran tipificadas en elartículo 197 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en el marco de las competencias de los juzgadosagrarios de primera instancia, como un conflicto surgido entre particulares con ocasión a las actividadesagrícolas, siendo que las funciones y competencias de la jurisdicción penal ordinaria se encuentran biendelimitadas en el Código Orgánico Procesal Penal”.
Ahora bien, se observa que los referidos ciudadanos, fueron condenados el 31 de marzo de 2011 por
los delitos de invasión, perturbación violenta de la posesión de bienes inmuebles e incendio, a cumplir la pena
de diez (10) años y seis (6) meses de prisión por el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal en Funciones de
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Juicio del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Guárico, extensión Valle de La
Pascua tras la aplicación del derecho penal a conductas referidas a conflictos agrarios, cuya resolución
concierne al Juez agrario, según lo aduce el solicitante, por lo que se precisa evidenciar si tales conductas
enmarcarían en la estructura de la tipicidad, entendida, en una de sus acepciones, como “la característica deuna conducta cuando se subordina o adecua a un tipo de delito” (Cfr. JORGE FRÍAS CABALLERO, Teoría
del delito; p. 103, Editorial Livrosca, Caracas 1996), en atención a los principios fundamentales que rigen el
derecho al debido proceso y el derecho a la defensa como pilares fundamentales de un proceso penal
La tipicidad constituye una garantía jurídico-política y social de la propia libertad y seguridad
individual, en el entendido que la ley debe definir previamente y de manera precisa, el acto, hecho u omisión
que constituye el delito. Entendiéndose que no es factible dejar al arbitrio de quien deba aplicar la ley como
autoridad judicial, la calificación discrecional de aquellos que pudieren ser o no punibles y por ende ser objeto
o no de castigo. Esto es lo que se conoce doctrinariamente como el principio de legalidad, que no es mas que
la prohibición que pesa sobre el juzgador de enjuiciar como ilícitos, aquellos comportamientos que no se
adecúen al tipo legal, aun cuando los mismos parezcan manifiestamente injustos o contrarios a las buenas
De manera que, el principio de legalidad (nullum crimen) y la tipicidad, se encuentran estrechamente
vinculados, el primero implica que la conducta punible esté necesariamente prevista en una ley formal,
mientras que la tipicidad constituye la descripción inequívoca de tal conducta en el texto legal.
En el ámbito de nuestro Derecho positivo, el principio de legalidad penal se encuentra consagrado en
el artículo 49.6 de la Constitución de República Bolivariana de Venezuela y en el artículo 1 del Código Penal.
Así, en el primero se establece que, “El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judicialesy administrativas; en consecuencia: 6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que nofueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes”; y, en el segundo se señala que:
“Nadie podrá ser castigado por un hecho que no estuviere expresamente previsto como punible por la ley, nicon penas que ella no hubiere establecido previamente (…)”.
Con respecto al principio de legalidad, ROXIN expresa que, “un Estado de Derecho debe proteger alindividuo no sólo mediante el Derecho penal, sino también del Derecho penal. Es decir, que el ordenamientojurídico no sólo ha de disponer de métodos y medios adecuados para la prevención del delito, sino quetambién ha de imponer límites al empleo de la potestad punitiva, para que el ciudadano no quededesprotegido y a merced de una intervención arbitraria o excesiva del ‘Estado Leviatán’. (.) Frente a esto,el principio de legalidad, (.) sirve para evitar una punición arbitraria y no calculable sin ley o basada enuna ley imprecisa o retroactiva.” (ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte General. Tomo I. Traducción de la
segunda edición alemana y notas por Diego-Manuel Luzón Peña y otros. Editorial Civitas. Madrid, 1997, p.
De tal forma que, no solo corresponde al Estado ejercer su función punitiva, sino que, además, debe
velar porque ese ejercicio, no se torne arbitrario y desproporcional, y, es justamente, a través del principio de
legalidad que el mismo Estado regulará su ejercicio, evitando calificar como punibles conductas que no lo son
e imponiendo sanciones que no son aplicables a la naturaleza de las acciones erróneamente consideradas
Así las cosas observa la Sala que, en el caso sub examine, los ciudadanos Rafael Celestino Belisario y
Martin Javier Jiménez, fueron acusados y condenados por la presunta comisión del delito de invasión,
perturbación violenta de la posesión de bienes inmuebles e incendio, previstos y sancionados en los artículos
471-a, 472 y 343, respectivamente del Código Penal.
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Ahora bien, de la revisión de las actuaciones recibidas por esta Sala, provenientes del Juzgado de
Primera Instancia en lo Penal en Funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del Estado Guárico, Extensión Valle de La Pascua, se pudo evidenciar que el ciudadano Rafael Belisario, le
fue otorgado por una Declaratoria de Garantía de Permanencia, por el Instituto Nacional de Tierras (INTI),
sobre un fundo denominado “San Jerónimo”, constituido por un lote de terreno constante de noventa y dos
hectáreas con cinco mil doscientos treinta y tres metros cuadrados (92 has/5.233 m2), ubicado dentro de los
siguientes linderos: Norte: Terreno ocupado por Benito Álvarez, Sur: Quebrada el Chiquero. Este: Terreno
ocupado por Aníbal Alvares, Oeste: Carretera vía Tucupido El Socorro, Estado Guárico, según consta en
documento autenticado por ante la Notaría Pública Tercera del Municipio Chacao del Estado Miranda,
quedando anotado bajo el número47, Tomo 65, de los libros de autenticaciones llevados por ante esa Notaría
el 11 de marzo de 2008, que de acuerdo a lo establecido en el artículo 17 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario, es una garantía del régimen de uso de tierras con vocación agrícola otorgada a los grupos que en el
texto del mismo se describen. Así mismo, consta documento de compra venta sobre un fundo denominado “El
Chiquero”, constituido por un lote de terreno de 60 has., registrado por ante la Oficina de Registro
inmobiliario del Municipio José Félix Rivas del Estado Guárico bajo el número 36, folio 145, protocolo
primero, tomo 1 correspondiente al tercer trimestre del año 1993, mediante el cual el ciudadano Rómulo
Infante le vende a la ciudadana Carmen Susana Abreu, el inmueble en cuestión.
En el mismo orden de ideas, de las actas del juicio oral y público que cursan en el expediente
contentivo de la causa penal, se desprende que el transcurso del contradictorio, se determinó, a través de los
testimoniales y de los documentales, sobre los que se fundamentó el Juzgado en Funciones de Juicio para
condenar a los antedichos ciudadanos, que entre el ciudadano Rafael Belisario y la ciudadana Carmen Susana
existía una disputa con respecto a los fundos denominados “El Chiquero” y el fundo “San Jerónimo”, ambos
colindantes entre sí, por el derecho de explotación agrícola y pecuario.
Ahora bien, en atención a los hechos expuestos, precisa la Sala analizar el contenido del los artículos
471-a y 472, ambos del Código Penal, que establecen los tipos penales referidos a la invasión y a la
perturbación violenta de la posesión de bienes inmuebles, previstos, respectivamente, mediante los cuales
fueron condenados los ciudadanos arriba mencionados
Artículo 471-A. Quien con el propósito de obtener para sí o para un tercero provecho ilícito, invadaterreno, inmueble o bienhechuría, ajenas, incurrirá en prisión de cinco años a diez años y multa de cincuentaunidades tributarias (50U.T.) a doscientas unidades tributarias (200 U.T.). El solo hecho de invadir, sin quese obtenga provecho, acarreará la pena anterior rebajada a criterio del juez hasta en una sexta parte. Lapena establecida en el inciso anterior se aplicará aumentada hasta la mitad para el promotor, organizador odirector de la invasión.Se incrementará la pena a la mitad de la pena aplicable cuando la invasión se produzca sobreLas penas señaladas en los incisos precedentes se rebajarán hasta en las dos terceras partes, cuandoantes de pronunciarse sentencia de primera o única instancia, cesen los actos de invasión y se produzca eldesalojo total de los terrenos y edificaciones que hubieren sido invadidos. Será eximente de responsabilidadpenal, además de haber desalojado el inmueble, que el invasor o invasores comprueben haber indemnizadolos daños causados a entera satisfacción de la víctima.Si el hecho se hubiere cometido por varias personas con armas, o por más de diez sin ellas, la prisiónserá de dos años a seis años; e igualmente se aplicará la pena respectiva por el porte ilícito de armas.Artículo 472. Quien, fuera de los casos previstos en los dos artículos anteriores y por medio deviolencia sobre las personas o las cosas, perturben la pacífica posesión que otro tenga de bienes inmuebles,será castigado con prisión de un año a dos años, y resarcimiento del daño causado a la víctima de cincuentaunidades tributarias (50 U.T.) a cien unidades tributarias (100 U.T.).Si el hecho se hubiere cometido porvarias personas con armas, o por más de diez sin ellas, la prisión será de dos años a seis años; e igualmentese aplicará la pena respectiva por el porte ilícito de armas.
De la lectura de ambas disposiciones sustantivas, se desprende que tanto una figura como la otra
-invasión y perturbación a la posesión pacífica- llevan implícita la probanza, del derecho que se pretende
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violentado –propiedad o posesión-. Así, es menester la existencia de un instrumento demostrativo del derecho
que se alegue, y el cual se vea cercenado por la invasión o la perturbación. De lo que resulta evidente, que
para la consumación de ambos delitos se requiere la incuestionable propiedad o posesión sobre el bien
inmueble objeto del delito, por parte de quien resultare victima en la causa penal, de lo que se deriva la
cualidad de ajeno -perteneciente a otra persona- para el infractor, como elemento constitutivo del tipo.
Asimismo, resulta relevante destacar que, el tercer aparte de la primera de las disposiciones
comentadas -artículo 471-a del Código Penal-, establece como agravante específica, que la invasión se lleve a
cabo “sobre terrenos ubicados en zona rural”. Resultando obvio el aumento de las penas en estos casos,
porque no sólo se atenta contra propiedad sino, que adicionalmente pudiera atentarse contra la seguridad
agroalimentaria. Sin embargo, tal como se indicara ut supra, es requisito indispensable la probanza del
derecho que se entiende amenazado, de lo que se deriva la irregularidad de la ocupación, ya que al encontrarse
en discusión la legitimidad en la ocupación, se adolece de uno de los elementos del tipo penal.
En este orden de ideas, es evidente que ambos tipos –invasión y perturbación violenta a la posesión
pacífica- se excluyen entre sí, pues, de la lectura de este segundo tipo penal contenido en el artículo 472 de la
norma penal sustantiva, al indicar “Quien, fuera de los casos previstos en los dos artículos anteriores” se
extrae que para la consumación del delito previsto en el mismo, se requiere que el hecho no se adecúe a los
supuestos previstos en el artículo que lo precede. Ello es así porque en el primero se requiere la ocupación del
inmueble, mientras que en el segundo supuesto, la perturbación no implica la ocupación del bien, razón por la
cual, bajo estas consideraciones de índole legal, mal puede aplicarse a los mismos hechos ambos tipos
De modo que, si surgen situaciones de donde emerge una disputa por el derecho legítimo que se procure
sobre dichos bienes, entre quien se pretenda propietario o poseedor y quien se señale como ejecutor de los
delitos previstos en los artículos comentados, mal podrá entenderse materializado el ilícito comprendido en
cualquiera de los dos artículos, y por ende no será competente para resolver tal conflicto el juez penal, sino el
de la jurisdicción que según la naturaleza del conflicto corresponda.
Ahora bien, de la lectura de los artículos que contienen los tipos penales mencionados –invasión y
perturbación violenta de la posesión- se extrae que en ambos casos los verbos rectores –invasión y
perturbación- se relacionan con bienes inmuebles, terrenos o bienhechurías en general, sin hacer distinción en
cuanto al uso o destino que se le viniere dando a los mismos. De lo que se deviene que para que en primer
caso se materialice el delito se requiere el ánimo delictivo de obtener un provecho injusto de esa ocupación
ilegal, y en cuanto al segundo caso, esa posesión del inmueble debe entenderse “pacífica”, en su sentido
estricto, es decir, que no medie conflicto o disputa en cuanto a la misma.
De manera que, adicionalmente a los elementos que componen los dos tipos penales bajo análisis, dos
son los requisitos indispensable para entender que se está en presencia de alguno de los dos supuestos, por un
lado el ánimo de obtener un provecho injusto, vale decir que no se posea ningún título que acredite derecho
alguno sobre el bien objeto del delito, y en caso del segundo supuesto, que no exista disputa alguna sobre la
titularidad del bien, de ser así, mal podría entenderse la posesión como pacífica.
Dicho esto, en el entendido que el caso en estudio, el solicitante alega, que en el mismo se juzgaron
hechos cuyo conocimiento corresponde a la jurisdicción agraria, pasa la Sala a verificar la competencia de
esta Jurisdicción, a los fines de determinar sus asertos.
En este sentido, el artículo 186 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, establece que “Lascontroversias que se susciten entre particulares con motivo de las actividades agrarias serán sustanciadas ydecididas por los tribunales de la jurisdicción agraria, conforme al procedimiento ordinario agrario, el cualse tramitará oralmente, a menos que en otras leyes se establezcan procedimientos especiales”.
Así mismo, en el mismo texto legal, se encuentra prevista la competencia de los juzgados de primera
instancia agraria para conocer de las demandas entre particulares, con ocasión de la actividad agraria, en su
“Los juzgados de primera instancia agraria conocerán de las demandas entre particulares que se
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1881-81211-2011-11-. promuevan con ocasión de la actividad agraria, sobre los siguientes asuntos:1. Acciones declarativas, petitorias, reinvindicatorias y posesorias en materia agraria. 2. Deslinde judicial de predios rurales. 3. Acciones relativas al uso, aprovechamiento, constitución de servidumbres y demás derechos reales,4. Acciones sucesorales sobre bienes afectos a la actividad agraria. 5. Acciones derivadas del derecho de permanencia. 6. Procedimiento de desocupación o desalojos de fundos. 7. Acciones derivadas de perturbaciones o daños a la propiedad o posesión agraria. 8. Acciones derivadas de contratos agrarios. 9. Acciones de indemnización de daños y perjuicios derivados de la actividad agraria. 10. Acciones originadas con ocasión a la constitución del patrimonio familiar agrario. 11. Acciones derivadas de conflictos suscitados entre sociedades de usuarios, uniones de prestatarios,cooperativas y demás organizaciones de índole agraria.12. Acciones derivadas del crédito agrario. 13. Acciones y controversias surgidas del uso, aprovechamiento, fomento y conservación de losrecursos naturales renovables que determine la ley.14. Acciones derivadas del uso común de las aguas de regadío y de las organizaciones de usuarios de15. En general, todas las acciones y controversias entre particulares relacionados con la actividad
Así las cosas, a través del artículo 305 la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela ha
elevado a rango constitucional el derecho a la seguridad agroalimentaria, en los siguientes términos:
“Artículo 305. El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollorural integral, a fin de garantizar la seguridad alimentaria de la población; entendida como ladisponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno ypermanente a éstos por parte del público consumidor. La seguridad alimentaria se alcanzarádesarrollando y privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose como tal laproveniente de las actividades agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola. La producción de alimentos esde interés nacional y fundamental para el desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines, elEstado dictará las medidas de orden financiero, comercial, transferencia tecnológica, tenencia de latierra, infraestructura, capacitación de mano de obra y otras que fueran necesarias para alcanzarniveles estratégicos de autoabastecimiento. Además, promoverá las acciones en el marco de laeconomía nacional e internacional para compensar las desventajas propias de la actividad agrícola
La naturaleza de la actividad agraria fue objeto de estudio y análisis por esta Sala Constitucional
mediante fallo Nº 262/2005, en la cual se estableció que la actividad agraria constituye “(.) una actividadsometida en mayor o menor grado a un régimen estatutario de derecho público que ha sido objeto de tutelapor parte del legislador, no sólo mediante una serie de medidas relacionadas directamente con el régimensustantivo de los derechos (vgr., la afectación de uso y redistribución de las tierras), sino mediante lacreación de una jurisdicción (competencia) especial que permita a los particulares un acceso directo aórganos jurisdiccionales especializados; que estén en capacidad de atender con criterios técnicos, tomandoen consideración el interés general de asentar las bases del desarrollo rural integral y sustentable,asegurando la vigencia efectiva de los derechos de protección ambiental y agroalimentario de la presente yfuturas generaciones (Cfr. Artículo 1 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario)”.
De ello resulta que, en efecto, la jurisdicción especial agraria es la llamada a amparar los principios
constitucionales previstos en los artículos 2, 26, 49, 305 y 307 y que el legislador concentró en el artículo 1 de
la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, como la consolidación de los mismos dentro de un estado
democrático, social de derecho y de justicia, en la búsqueda de la profundización de los valores
constitucionales de desarrollo sustentable, inherentes a la seguridad agroalimentaria y a la justa disponibilidad
suficiente de alimentos de calidad, distribución de la riqueza y planificación estratégica, democrática y
participativa; así como la mejora de la calidad de vida de la población campesina, y el logro de un desarrollo
armónico y viable en el contexto de la justicia social que toda actividad agraria persigue.
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En tal sentido, la Sala no puede dejar de advertir que, en base a esa protección a la seguridad
alimentaria, de la que emerge la protección constitucional a la producción agropecuaria interna, se observan
diferencias sustanciales entre la posesión o propiedad civil, -que es la que persiguen proteger las normas
penales sustantivas comentadas- y la posesión agraria en el marco de la protección constitucional y legal,
puesto que la posesión agraria se conforma con el principio de preeminencia del desarrollo de la actividad
social sobre la particular. Es decir, por encima de los derechos particulares, se sobreponen los derechos que
emergen del uso del bien destinado a la producción de alimentos o rubros útiles para el consumo humano, que
permitan satisfacer las necesidades agroalimentarias tanto de quien la produce o trabaja como de su entorno
En consideración a las precedentes consideraciones, es forzoso concluir que la resolución de los
conflictos surgidos entre particulares relacionada con la actividad agraria corresponde resolverlas a la
jurisdicción especial agraria, si de ellas se derivan las instituciones propias del derecho agrario, y seguirse a
través del instrumento legal que lo regula, por lo que, pretender encuadrar el supuesto de hecho
correspondiente a conflictos entre campesinos, derivados de la actividad agroproductiva en los supuestos
legales previstos en los tipos penales de invasión y perturbación violenta de la posesión, a los cuales les
corresponde la aplicación del procedimiento ordinario regulado en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario para
dirimir este tipo de conflictos, de acuerdo al contenido de sus artículos 186 y 197, atenta contra la norma
constitucional que recoge el principio del debido proceso, establecido en el artículo 49 del texto
constitucional, lo que encuentra pleno fundamento en las características propias de la competencia agraria.
En ese orden de ideas, se advierte que las Garantías de Permanencia establecidas en el artículo 17 de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrícola, los Títulos de Adjudicación de Tierras, establecidos en el artículo 12
eiusdem, y las Cartas Agrarias previstas en el Decreto Ejecutivo N° 2.292 del 4 de febrero de 2003, otorgadas
por el Instituto Nacional de Tierras a los grupos o ciudadanos que se señalan en cada uno de sus supuestos,
deben entenderse como instrumentos legales derivados, legítimamente, del uso de la tierra con vocación para
Bajo estas consideraciones, no resultan aplicables a los casos en los cuales exista un conflicto entre
particulares, originados por la producción agroproductiva, los tipos penales establecidos en los articulos 471-a
y 472 del Código Penal, si a través de la investigación iniciada por el Ministerio Público, se evidencie una
disputa en relación al derecho invocado sobre el inmueble objeto del proceso, bien sea mediante las figuras
establecidas en el Código Civil Venezolano o mediante cualquiera de estos títulos, debidamente otorgados por
el organismo facultado para ello –Instituto Nacional de Tierras- a alguna o ambas partes, pues, en tales casos
compete al juez de primera instancia agraria, –quien debe velar por el mantenimiento de la seguridad
agroalimentaria del Estado y el aseguramiento y biodiversidad ambiental- la resolución de las demandas entre
particulares que se inicien con ocasión de la actividad agrícola. Y así se decide.
Así pues, cuando de la investigación llevada a cabo por el Ministerio Público por la presunta comisión
de alguno de los delitos previstos en los artículos 471-a y 472 del Código Penal, se devenga la existencia de
conflictos que guarden relación con la actividad agroproductiva, el Fiscal a cargo de quien se encuentre la
investigación deberá remitir las actuaciones al juez con competencia en materia agraria; pudiendo, de la
misma manera, el juez penal que esté conociendo la causa en fase de control o de juicio, declinar la
competencia en el juez agrario, cuando advierta que los hechos objetos del proceso no revisten carácter penal,
por tratarse de disputas producto de la actividad agraria, previa declaratoria del sobreseimiento de la causa por
no revestir los hechos carácter penal, conforme lo establece el artículo 318, cardinal segundo del Código
Orgánico Procesal Penal, o, en su defecto, cuando se presenten dudas al respecto de la titularidad o posesión
del inmueble objeto de los hechos, se decretará la prejudicialidad de oficio, hasta tanto el juez con
competencia en materia agraria defina tal circunstancia, con lo que se determinará la concurrencia o no de los
En sentido contrario opera lo mismo, vale decir, si luego de iniciarse el procedimiento ordinario
agrario, el juez a quien competa el conocimiento de la causa, determinare, que los hechos no se encuentran
enmarcados dentro de alguno de los supuestos establecidos en el artículo 197 de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, sino que los mismos pudieran configurar un ilícito penal, remitirá las actuaciones al
Ministerio Público, para el inicio de la investigación a que hubiere lugar.
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De manera que, en estos supuestos, debe el juez agrario, así como el Ministerio Público, verificar,
cuidadosamente, si los hechos denunciados o demandados devienen de una actividad propia de la materia
agraria, (verbigracia, el roza de los sembradíos o quema de los ramajes), siempre y cuando de dicha actividad
no resulten afectados otro tipo de bienes, cuyo ámbito de protección escape del conocimiento de la
jurisdicción especial agraria, pudiendo resultar constitutivos de algún hecho ilícito, casos en los cuales debe
verificarse cautelosamente los elementos que componen los tipos penales comentados o algún otro distinto de
En consecuencia, bajo las consideraciones expuestas, al verificarse que el artículo 471-a y el artículo 472, ambos del Código Penal, que contienen los tipos penales de invasión y de perturbación a la posesión pacífica, no hacen distinción en cuanto a los casos en los cuales las acciones que se presuman delictivas, versen sobre la disputa de bienes destinados a la actividad agraria o que pudieran presumirse de vocación agrícola, -en cuyo caso deben excluirse de los supuestos configurativos del tipo,
pues en tal caso, los hechos objeto del proceso resultarían atípicos- y en consecuencia, se desprenda la falta de competencia material (ratione materiae) del juez penal, por lo que se entienden normas contrarias al deber de tipificación suficiente y a la garantía del debido proceso, establecido en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, contentivo, a su vez, del principio de legalidad y del derecho a ser juzgado por los jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias o especiales, -49.6 y 49.4 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela-, aunado a la necesidad de generar seguridad jurídica en la interpretación del ordenamiento jurídico, esta Sala Constitucional, en uso de la potestad prevista en el artículo 334 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, desaplica por control difuso de la constitucionalidad los artículos 471-a y 472 del Código Penal Venezolano, en aquellos casos en donde se observe un conflicto entre particulares devenido de la actividad agraria, conforme a las previsiones establecidas en el artículo 197 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, resultando aplicable el procedimiento ordinario agrario establecido en el Capítulo VI del texto legal mencionado y competente para conocer en estos supuestos los juzgados de primera instancia agraria, teniendo el presente fallo carácter vinculante para todos los tribunales de la República, incluso para las demás Salas de este Tribunal Supremo de Justicia.
Ahora bien, como consecuencia del avocamiento al conocimiento de la presente causa, conforme a lo
previsto en el artículo 109 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, esta Sala Constitucional, pasa
a pronunciarse sobre la resolución de lo planteado como sustento de la solicitud de avocamiento.
En ese orden de ideas, la Sala observa que, al ciudadano Rafael Celestino Belisario le fue otorgado,
mediante un acto administrativo, emanado del Instituto Nacional de Tierras, una Garantía de Permanencia
sobre el fundo “San Jerónimo”, el cual, presuntamente, colinda con el fundo “El Chiquero”, cuya posesión, en
apariencia, detenta la ciudadana Carmen Susana Abreu, -quien figura como víctima en el proceso penal donde
fueron condenados los referidos ciudadanos, por la comisión de los delitos de invasión, perturbación violenta
a la posesión pacífica e incendio- por compra que le hiciera de la posesión y de las bienhechurías construidas
en el denominado fundo “El Chiquero”, al ciudadano Rómulo Infante, mediante documento registrado por
ante la Oficina Subalterna de Registro Público del Distrito Ribas, Estado Guárico, que según aduce el
ciudadano Rafael Celestino Belisario, se encuentran dentro de los linderos del fundo “San Jerónimo”, tal
como se desprende de acta de entrevista que se le efectuó en el transcurso de la investigación por ante el
De manera que, siendo que la Garantía de Permanencia es un beneficio emanado, mediante un acto
administrativo, del Instituto Nacional de Tierras, otorgado dentro del régimen del uso de tierras con vocación
agrícola, de acuerdo con lo previsto en el artículo 17 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, bajo las
consideraciones que han quedado expuestas en el presente fallo, debe entenderse que es un instrumento legal
y justo, que otorga derechos sobre la tierra a quien la produce, con lo que se descartan los elementos del tipo
penal establecido en el artículo 471-a, contentivo del delito de invasión, referidos a la ajenidad y al ánimo de
obtener un “provecho injusto” sobre el inmueble invadido.
Lo mismo cabe añadir respecto al delito de perturbación violenta a la posesión pacifica, cuyo principal
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elemento configurativo del tipo es la tenencia “pacífica” del inmueble, lo que implica que sobre el mismo no
debe mediar disputa alguna que perturbe dicha posesión. Razón por la cual, en ambos casos -invasión o
perturbación- es determinante la existencia de los instrumentos legales que demuestren la titularidad o
posesión sobre el inmueble objeto del delito, por parte de quien detente alguna de estas cualidades
–propietario o poseedor- y la inexistencia de conflicto alguno al respecto, que pongan en duda tal condición.
En consecuencia, evidenciándose en el caso que ocupa a la Sala que, el ciudadano Rafael Belisario le
fue otorgado una Garantía de Permanencia sobre las mismas tierras o parte de éstas, que estaban siendo
ocupadas por la ciudadana Carmen Susana Abreu, quien detenta un titulo de venta de la posesión y las
bienhechurías construidas sobre las mismas, o sobre parte de las mismas -de lo que se desprende un posible
conflicto de deslinde de predios rurales-, forzoso es concluir que de tales hechos emerge una disputa entre
particulares producto de la actividad agraria, -cardinal 2 del artículo 197 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario- para lo cual se requería la intervención de la jurisdicción especial agraria, con el objeto de resolver
dicho conflicto y no la de la jurisdicción penal ordinaria.
Con base a los anteriores argumentos, la Sala evidencia que los hechos por los cuales fueron juzgados
y condenados los ciudadanos Rafael Belisario y Martín Javier Jiménez, no revisten carácter penal, en lo que
respecta a los supuestos de invasión y perturbación violenta de la posesión pacífica, pues no se adecuan a los
tipos penales establecidos en los artículos 471-a y 472 del Código Penal, debido a que no existen los
elementos configurativos del tipo, vale decir: ajenidad y “provecho injusto”, ambos constitutivos del delito de
invasión, ni, así tampoco, la posesión “pacífica” del inmueble objeto de controversia, pues es evidente el
conflicto surgido de la actividad agraria que se desprende de las actuaciones. Y así se declara.
Como consecuencia de la anterior declaratoria, y ante la evidente violación del debido proceso,
contenido en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en lo que se refiere
al principio de legalidad y al derecho a ser juzgado por los jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias o
especiales, - artículos 49.6 y 49.4 del texto fundamental- y vista la imposibilidad de sanear el acto
Constitucional, actuando de conformidad con lo establecido en el artículo 195 del Código Orgánico Procesal
Penal, decreta la nulidad absoluta de todas las actuaciones realizadas en la presente causa, en consecuencia,
en relación a los delitos de invasión y de perturbación violenta a la posesión pacífica, por los cuales fueron
condenados los ciudadanos Rafael Belisario y Martín Javier Jiménez, se decreta el sobreseimiento de la causa,
de conformidad con lo establecido en el artículo 318, cardinal segundo, del Código Orgánico Procesal Penal,
por cuanto los hechos imputados y por los cuales fueron juzgados no son típicos; así mismo, en cuanto al
delito de incendio, de conformidad con el artículo 196 eiusdem, se ordena la reposición de la causa a la etapa
de investigación, a los fines de la prosecución de la investigación penal, por el delito de incendio, previsto en
el artículo 343 del Código Penal, una vez resuelto por el tribunal agrario, al cual le competa el conocimiento
de la presente causa, el conflicto por la tenencia de la tierra objeto del proceso, pues de allí se determinará si
el incendio se produjo sobre un inmueble ajeno al predio ocupado por los ciudadanos Rafael Belisario y
Martín Javier Jiménez. Y así se declara
Finalmente y en base a los anteriores pronunciamientos, se ordena la inmediata libertad de los
ciudadanos Rafael Belisario y Martín Javier Jiménez. Así mismo, se ordena librar boleta de excarcelación a
favor de los referidos ciudadanos. Ofíciese a la Zona de Coordinación Policial de Valle de la Pascua, Estado
Por todas las razones precedentemente expuestas esta Sala Constitucional se avoca al conocimiento de
la presente causa y, en consecuencia, declara con lugar la solicitud de avocamiento, desaplica por control
difuso de la constitucionalidad los artículos 471-a y 472 del Código Penal Venezolano, en aquellos casos en
donde se observe un conflicto entre particulares devenido de la actividad agraria, declara con carácter
vinculante para todos los tribunales de la República, incluso para las demás Salas de este Tribunal Supremo
de Justicia la aplicación delprocedimiento ordinario agrario establecido en el Capítulo VI de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, en aquellos casos en donde se observe un conflicto entre particulares devenido
de la actividad agraria, y en el resto de los supuestos ajenos a esta circunstancia especialísima –conflicto entre
particulares con ocasión de la actividad agraria-, se aplicarán los tipos contenidos en las normas cuya
desaplicación se declara para los casos indicados; siempre y cuando se encuentren se encuentren llenos los
extremos legales consagrados en los mismos; decreta la nulidad absoluta de todas las actuaciones realizadas
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1881-81211-2011-11-.
en la presente causa; repone la causa a la fase de investigación a los fines que se prosiga la investigación sobre
el delito de incendio y ordena la inmediata libertad sin restricción de los ciudadanos Rafael Belisario y Martín
DECISIÓN
Por las razones precedentemente expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley, declara:
1.- CON LUGAR la presente solicitud de avocamiento.
2.- Se DESAPLICApor control difuso de la constitucionalidadlos artículos 471-a y 472 del Código Penal Venezolano, en aquellos casos en donde se observe un conflicto entre particulares devenido de la actividad agraria.
3.- Se DECLARA, con carácter vinculante, la aplicación del procedimiento ordinario agrario establecido en el Capítulo VI de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario,en aquellos casos en donde se observe un conflicto entre particulares devenido de la actividad agraria y en el resto de los supuestos ajenos a esta circunstancia especialísima –conflicto entre particulares con ocasión de la actividad agraria-, los tipos contenidos en las normas cuya desaplicación se declara para los casos indicados.
4.- Se DECRETA, de conformidad con lo establecido en el artículo 195 del Código Orgánico
Procesal Penal, la nulidad absoluta de todas las actuaciones realizadas en la presente causa.
5.- Se REPONE la causa, en cuanto al delito de incendio, previsto y sancionado en el artículo 343 del
Código Penal, a la fase de investigación.
6.- Se ORDENA la inmediata libertad de los ciudadanos Rafael Belisario y Martín Javier Jiménez.
7.-Se ORDENA la publicación íntegra del presente fallo en la Gaceta Judicial y en la Gaceta Oficial
de la República Bolivariana de Venezuela, en cuyo sumario deberá indicarse lo siguiente:
“Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de carácter vinculante para todos los tribunales de la República, incluso para las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia, mediante la cual se desaplica por control difuso de la constitucionalidad los artículos 471-a y 472 del Código Penal Venezolano, en aquellos casos en donde se observe un conflicto entre particulares devenido de la actividad agraria, conforme a las previsiones establecidas en el artículo 197 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, resultando aplicable el procedimiento ordinario agrario establecido en el Capítulo VI del texto legal mencionado, y competente para conocer en estos supuestos los juzgados de primera instancia agraria”.
Publíquese, regístrese y cúmplase lo ordenado. Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 08 días del mes de diciembre de dos mil once (2011). Años: 201° de la
Independencia y 152° de la Federación. La Presidenta de la Sala,
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1881-81211-2011-11-.
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Diciembre/1881-81211-2011-11-.
HOJA DE DATOS DE SEGURIDAD ISHISAN Nombre del producto: Carbendazim 35%+ Thiram 15% (No. reg en SENASA: 33602No. de ONU:Carbendazim: 2902 (Pesticidas, líquidos, tóxicos, NOS)2771 (Pesticidas de ditiocarbamato, sólidos tóxicos, NOS) Identificación del producto y del fabricante Nombre química:Thiram, Carbendazim, Etilén glicol, dispersante (mezcla Alquil Aril etoxilado/Alquil Aril
Lernen bei Migwan Wir wollen lernen! Der Montag ist der Lerntag bei Migwan! Ab Januar bieten wir wöchentlich einen Schiur an, und zwar von 18.30-20.00h. Geleitet wird der Schiur von Rabbiner Bea Wyler. Wir wollen uns auf einer regelmäßigen Basis mit der Tora auseinandersetzen und so immer mehr Einsichten in die jüdische Tradition gewinnen. Das Gelernte soll uns anregen, unsere jüdisc