Presentación

Economía, Sociedad y Territorio, vol. II, núm. 6, 1999, 183-188 En esta ocasión EST se presenta al lector con un formato renova- do; ni la miscelánea de trabajos que ofrecimos en otras ocasio- nes, ni el conjunto de artículos sobre un mismo tema, como tam- bién hemos hecho en otros números. Ahora tenemos dos secciones, cuyas temáticas no resultan azarosas, sino que responden a dos ejes de fuerte interés para EST: “la relación espacio-sociedad” y la “reflexión metodológica”, que forma parte central del proceso de investigación en las ciencias sociales. Además, iniciamos una sección de notas críticas y otra de reseñas de obras recientes.
La sección dedicada a la relación espacio-sociedad reúne tres artículos que analizan esa cuestión en tres situaciones con- cretas y desde distintos enfoques, como lo son la subjetividad y la cultura urbana, el desarrollo local y la distribución de la pobla- ción en el territorio. Además, estos tres artículos se acercan a la relación espacio-sociedad con distintas técnicas y muy diferentes En el primero de estos trabajos, Catherine Bidou analiza detenidamente la relación espacio-sociedad en un contexto par- ticular; lo específico de su análisis es que lo realiza desde la di- mensión experiencial de los individuos que habitan ese espacio y forman esa sociedad. La autora construye su análisis sobre el es- pacio urbano desde la subjetividad, desde el imaginario, los valo- res, las creencias de una época, que terminan plasmándose en las formas espaciales materializadas y en las maneras de apropiarse del mismo. Evidentemente, esas ideas y concepciones del mundo van de la mano del hacer cotidiano, de las prácticas diarias; por ello, Bidou parte del hacer minúsculo, de los pequeños gestos, de lo banal, de lo cotidiano, para llegar a la ideas de una época y terminar en el espacio urbano, público y privado, tanto en sus aspectos materiales como en sus significados y su carga simbóli- Otro aspecto del artículo de Catherine Bidou que merece ser destacado es su fuente de información empírica. La autora le muestra al investigador que es posible hacer un análisis sociológi- co del espacio urbano a partir de la literatura. Dado que su aná- lisis no es actual, sino de un periodo pasado, Bidou nos seduce con un innovador recurso metodológico: Su fuente de informa- ción es la literatura. La autora se vale de una obra maestra de la literatura, como es la novela de Marcel Proust, y así llega a pre- sentarnos la vida urbana de París a finales del siglo pasado e ini- cios del presente, y la constitución de algunos espacios públicos y privados en la ciudad, por ese tiempo.
El segundo artículo de esta primera sección se titula “¿Tie- ne un sentido el desarrollo local en el contexto metropolitano? Un enfoque europeo”. En este trabajo, el autor, Christophe De- mazière, nos presenta otra forma de acercamiento a la relación espacio-sociedad; se trata de una aproximación que aborda la reestructuración por medio del desarrollo local, de pequeños es- pacios urbanos degradados.1 El autor nos muestra que frente a la dualización de los espacios urbanos en las ciudades que se globa- lizan, el desarrollo local plantea la posibilidad de generación de conocimiento para intervenir en las áreas que resultan desfavore- cidas en esos procesos de dualización; sobre todo en los barrios obreros pericentrales y en los grandes conjuntos de vivienda de interés social, es decir, en aquellos espacios en donde sus habi- tantes han quedado afectados directamente por el desempleo re- sultante de los nuevos procesos productivos globalizados.
El desarrollo local aparece entonces de la mano de una se- rie de mecanismos asociativos organizados desde abajo y que buscan reintegrar a las personas en la economía local y con una mayor justicia social. Así, Demazière replantea en este artículo la relación “espacio-sociedad” en la ciudad y en la pequeña escala del barrio, por medio de las estrategias de renovación urbana y de vivienda, y de la reinserción laboral, concebidas y puestas en práctica por los propios sujetos y no por instancias superiores de ordenamiento del territorio. La renovación urbana siempre ha sido una forma de comprender la relación espacio-sociedad, aun- que en este enfoque lo innovador radica en que la renovación y 1 Este enfoque del desarrollo local en barrios obreros desde el cual se desarrolla el artículo de Demazière, EST ya lo ha incluido en el número 4 para el análisis de algunos barrios pericentrales de la ciudad de Montreal (mediante un artículo de Klein, Fontan y Tremblay), reconociendo así la relevancia y las potencialidades que ofrecen los estudios del desarrollo local para la investigación territorial actual.
Economía, Sociedad y Territorio, vol. II, núm. 6, 1999, 183-188 revitalización urbana no resulta de políticas impuestas desde arri- ba, sino de estrategias asociativas desarrolladas desde abajo, por una multiplicidad de actores sociales involucrados en el espacio barrial.Por último, cerramos la sección con un artículo de Cres- cencio Ruiz Chiapetto, en el que el autor aborda la relación espa- cio-sociedad desde un ángulo de larga tradición como lo es el de la distribución de la población en el territorio; esto lleva al pro- blema de los movimientos de población en el territorio en térmi- nos de migración rural-urbana. De este modo, la relación entre el espacio y la sociedad es estudiada en este caso mediante la movi- lización territorial (migración) y la consecuente distribución es- pacial de la población; la información empleada es de tipo esta- dístico. El autor nos indica que este problema de la distribución espacial de la población debe leerse a la luz del desarrollo econó- mico, lo que lo acerca a la aproximación presentada por Dema- zière, aunque en ese caso es una particular versión del desarrollo, En este camino, el autor revaloriza viejas concepciones de- mográficas, como es la comprensión de la migración rural-urba- na como una forma de progreso, y no simplemente como una forma de profundizar la pobreza y el deterioro de las ciudades, como ha tendido a hacerse en América Latina. En esta recupera- ción de la migración del campo a la ciudad como progreso, está en juego el punto de vista. Ese movimiento en el territorio puede ser progreso para el individuo que migra, y al mismo tiempo, aumentar los índices de hacinamiento o de otras carencias en la ciudad. Evidentemente, en esa visión alternativa de la migración que el autor le ofrece al lector, también le está recordando al investigador que sus resultados siempre son una interpretación entre otras posibles, y todas igualmente parciales. En este juego de interpretaciones optativas, Ruiz Chiapetto nos revela que la migración rural-urbana, aquella que habría podido ser entendida como una forma de progreso, de acuerdo con algunas hipótesis muy fundadas para el año 2000, estaría disminuyendo en el ám- bito nacional, con lo cual es posible el escenario “no esperado” en términos de lo que la demografía nos ha enseñado desde hace La segunda sección de EST, titulada “Entre la teoría y lo banal: el camino metodológico”, reúne otros tres artículos, en este caso focalizados todos ellos en cuestiones metodológicas. En el primero, la reflexión metodológica es desplazada hacia arriba, hasta lo teórico y lo epistemológico. El segundo artículo se cons- truye enteramente en el plano metodológico; mientras que el ter- cero se plantea desde lo metodológico, pero se desplaza hacia lo técnico. De manera general, el espíritu de esta sección es el de trabajar sobre la relación entre las abstracciones del investigador y las representaciones de la realidad con las que se puede contar en el proceso de investigación. En esta línea, se llama la atención críticamente sobre aquellas formas de plantearse la investigación en las cuales se abre un abismo entre las interpretaciones de la realidad (la teoría, las conceptualizaciones, las abstracciones) y los fragmentos de la realidad considerados por el investigador.
Así mismo, se presentan algunas instancias mediadoras entre las teorizaciones y las representaciones de la realidad.
Esta segunda sección de EST se inicia con un artículo de Georges B. Benko titulado “Espacio de las representaciones, re- presentaciones del espacio: una relectura sobre el imaginario”, en que el autor construye su reflexión desplazándose entre el nivel epistemológico y el metodológico. Desarrolla una crítica a la influencia que el paradigma objetivista ha tenido en el desarro- llo de las ciencias sociales y las humanidades en cuanto a la con- cepción de la realidad y a las formas de interrogarla; para ello, reconstruye los vínculos entre la física teórica y la antropología estructural. Benko analiza críticamente y con detalle la concep- ción del realismo físico que ha penetrado en las ciencias sociales, según la cual lo real es independiente del hombre y del pensa- miento, es decir, está fuera de lo perceptual, preexiste al pensa- miento y analíticamente puede ser considerado como un dato objetivo. Esto tiene importantes consecuencias metodológicas, como es el reconocimiento de que el sujeto-observador (el inves- tigador, en nuestro caso) se debe mantener al margen del objeto real estudiado. No obstante, el autor también reconoce el ligero desplazamiento que este postulado tuvo dentro del pensamiento estructuralista, al asumir que lo real no es totalmente indepen- diente del sujeto observador, aunque la realidad del estructuralis- mo sigue siendo un concepto, o un “artefacto” en palabras de Benko, ya que el investigador sólo incluye lo que se articula con su modelo de análisis. En última instancia, Benko propone que estas concepciones reducen el movimiento histórico en el cual se construye la realidad al tomarla como “cosa” estática.
En el segundo artículo de la sección, Daniel Hiernaux-Ni- colas nos pone el ejemplo de Walter Benjamin como el de un investigador comprometido con su oficio, pero también con la Economía, Sociedad y Territorio, vol. II, núm. 6, 1999, 183-188 realidad social que lo absorbe, quien a partir de fragmentos mi- núsculos de la realidad (como “la borra del café”) es capaz de construir el concepto, de generar nuevo conocimiento sin que se pierda o desdibuje eso banal de lo cual se partió. De cierta forma, el quehacer de Benjamin es tomado por Hiernaux como fuente de estímulo y ejemplo de aquella forma de hacer investigación en el campo de las ciencias sociales, que acompaña a la realidad, que sigue de cerca a la realidad, en el sentido maffesoliano;2 antes que aquella otra investigación que busca controlarla o “asesinar- la” con los conceptos que cortan, seccionan y aíslan lo que la vida social reúne, o bien, que forzosamente une aquello que en la rea- Así, Hiernaux-Nicolas recuerda con el ejemplo del trabajo de Benjamin que la investigación en las ciencias sociales requiere necesariamente del involucramiento del investigador con el obje- to estudiado y con su propio quehacer. Nos recuerda que la in- vestigación social se hace en “tiempos largos” y no en la fugaci- dad de las temporalidades marcadas por los cronogramas legitimados en las instituciones. También es claro en cuanto a que el proceso de generación de conocimiento en las ciencias sociales requiere de la vivencia del propio investigador, exige de todos sus sentidos y no sólo del razonamiento que descuenta lo sensible y perceptible, la vivencia compartida con el sujeto al que se estu- dia. En esta perspectiva, Hiernaux recupera la metáfora benjami- niana de la “dirección única” como una forma de reconocer que el tema de investigación, su quehacer como investigador y la pro- pia vida del investigador, se constituyen en un todo indisociable.
Esa unicidad entre quien investiga, lo que investiga y cómo lo hace, es una evidencia de que esta labor no puede ser asimilada a la del trabajador que se desprende de su empleo al salir del recin- to donde lo desarrolla. De hecho, el investigador que es capaz de explorar minuciosamente la realidad social en los pequeños deta- lles, en lo banal, lo efímero, no puede tener un único “recinto” laboral, ya que parte de su lugar de trabajo es el locus de esos fragmentos de la realidad que indaga y que necesita experimen- tar. La posibilidad de dar cuenta del microevento como un texto que requiere ser interpretado, difícilmente se podría lograr des- de modelos teóricos únicos y universales que despojen a la reali- dad de lo sensible, de los mitos que la interpretan y le dan forma.
2 Michel Maffesoli, Elogio de la razón sensible, Barcelona, Paidós, col. Studio, núm.
La sección termina con el artículo titulado “Narrativas au- tobiográficas, memoria y mitos: una aproximación a la acción social”, en el cual se plantea que la generación de conocimiento social sobre las acciones sociales, sobre las formas de obrar del individuo, sobre su hacer, debe estudiarse dentro del entramado de sentidos y significados en que surge cada acción, aun cuando toda acción emerge de manera espontánea. En este artículo, de manera implícita se está advirtiendo sobre las limitaciones de aquella otra forma de producir investigación social, en la cual el investigador reconstruye acciones sociales como si estuvieran desprendidas de un sistema de sentidos y significados, que en todo caso, el investigador sólo imputa de manera externa al suje- to actuante, por medio de los conocidos motivos y causas de la acción. Por el contrario, aquí se plantea la necesidad de recons- truir cada acción social en la subjetividad en la cual emerge y se Así, en ese artículo se explora una forma concreta de aproxi- mación entre la teoría y la realidad minúscula y banal. El acerca- miento a la realidad propuesto es por medio de las narrativas autobiográficas, entendidas como un discurso interpretativo so- bre fragmentos de la realidad. La propuesta de conexión de esas representaciones de la realidad con las abstracciones del investi- gador, es mediante la interpretación que, reconociendo estructu- ras narrativas, pueda hallar claves de interpretación que expre- sen creencias, ideas, valores socialmente compartidos en un conjunto social del que el hablante se siente parte, y sobre el cual el investigador plantea sus interrogantes. Desde esta perspectiva, los mitos (conocimiento colectivo transmitido intergeneracional- mente) tienen la capacidad de estructurar las narraciones auto- biográficas, y darle un sentido social a la narración de cada vida individual. En otras palabras, los mitos cumplen un papel media- dor entre lo social y lo individual, y por lo tanto, la posibilidad de descifrarlos representa para el investigador la posibilidad de hallar lo social en una vida particular.
Por último, EST ofrece una sección de notas críticas y otra de reseñas. En la primera de ellas, Patricia Romano revisa el pen- samiento de Judith Butler acerca de la construcción del sujeto.

Source: http://cmq.mx/documentos/Revista/revista6/presentacion_est_volII_num6_1999.pdf

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